Por Montserrat Vallejo.
Uno de los objetivos prioritarios en el deporte infantil, debe ser ayudar a que los jugadores desarrollen su capacidad de sufrimiento y su fortaleza mental, de tal forma que les permita superar las situaciones más exigentes del y la competición. Para lograrlo padres y entrenadores deben trabajar conjuntamente, ayudándoles a que adquieran un verdadero compromiso y lo mantengan aún en las situaciones más complicadas o difíciles (cambios y correcciones técnicas, entrenamientos intensos, problemas con el entrenador o los compañeros, malos resultados, interferencia con otras actividades...). La capacidad de sufrimiento y con ella el fortalecimiento mental, los jugadores la van adquiriendo día a día, al enfrentarse e intentar resolver los distintos retos que les plantea el deporte, entrenando y jugando con seriedad y entrega, para así poder hacer el esfuerzo físico y psicológico necesario, que les permita mantener la intensidad adecuada en cada momento, sin rendirse, desanimarse o perder el control.
Para desarrollar la capacidad de sufrimiento y fortalecerse psicológicamente losjugadores deben aprender a estar preparados y a reaccionar correctamente, para solucionar y/o superar las dificultades que se presenten lo antes posible,asumiendo que son parte del deporte, y que su control es fundamental para mejorar y lograr rendir bien. Antes del partido y aprovechando los ejercicios del entrenamiento, el jugador debe recordar y trabajar las dificultades más probables que pueden aparecer (fallar golpes, enfadarse, estar cansado, ir perdiendo, desconcentrarse, estar incómodo con un cambio técnico...) y prepara un plan por si aparecen esas dificultades (concentrarse, respirar profundo, recordar las correcciones del entrenador, hacer bien la rutina…).
Trabajar con seriedad pensando “qué hacer” si aparecen las dificultades, ayuda a que los jugadores vayan desarrollando su capacidad de sufrimiento y fortaleciéndose psicológicamente, preparándolos adecuadamente para rendir en los entrenamientos y partidos en las mejores condiciones posibles, evitando
que se desanimen o que se produzcan conductas inadecuadas. Permaneciendo concentrados, tranquilos y con control sobre su juego, aún en las situaciones más exigentes o difíciles.